¿Qué es el cáncer de intestino o de colon y cómo detectarlo a tiempo?

Aquí te proporcionamos una guía práctica para su detección.

Identificar el cáncer de colon tempranamente es fundamental y hay tres señales principales a tener en cuenta:

  1. Presencia de sangre en las heces sin motivo aparente, que puede ser de color rojo brillante o rojo oscuro.
  2. Cambio en la forma de defecar, como ir al baño con más frecuencia o tener materia fecal más líquida o dura.
  3. Sensación de dolor o hinchazón en la parte inferior del abdomen, con una sensación de plenitud e hinchazón.

También pueden presentarse otros síntomas como pérdida de peso, sensación de no haber vaciado completamente el intestino después de defecar, fatiga inusual o mareos.

Si bien estos síntomas no garantizan que sea cáncer de intestino, es recomendable consultar a un médico si persisten durante tres semanas o más y si no te sientes bien, ya que un diagnóstico temprano facilita el tratamiento.

En algunos casos, el cáncer colorrectal puede obstruir el intestino, provocando dolor de estómago severo, estreñimiento y enfermedad. Si experimentas estos síntomas, es crucial acudir al médico o a urgencias de inmediato.

Revisar tus heces puede ser importante para detectar señales de alerta. No te avergüences de hablar de ello. Observa si hay sangre en la materia fecal o si cambia el patrón habitual de tus deposiciones. Llevar un diario de síntomas antes de visitar al médico puede ser útil para recordar y comunicar los detalles en la consulta.

En cuanto a las causas del cáncer colorrectal, no se conocen con certeza, pero hay factores que pueden aumentar el riesgo, como la edad (más frecuente en adultos mayores de 50 años), una dieta rica en carne roja y procesada, el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, el sobrepeso u obesidad, y antecedentes de pólipos intestinales que pueden desarrollarse en tumores.

En la mayoría de los casos, el cáncer colorrectal no es hereditario, pero es importante informar al médico si tienes familiares cercanos diagnosticados antes de los 50 años. Algunas condiciones genéticas pueden aumentar significativamente el riesgo, como el síndrome de Lynch, pero si se conocen, pueden ser prevenidas o tratadas adecuadamente.

Reducir el riesgo de cáncer colorrectal puede lograrse mediante un estilo de vida más saludable, que incluya ejercicio regular, una dieta rica en fibra y baja en grasas, y una hidratación adecuada. Además, acudir al médico ante cualquier síntoma preocupante y realizar los estudios de detección de cáncer en cuanto sean recomendados.

Para diagnosticar el cáncer de colon, se pueden realizar pruebas como la colonoscopia o la sigmoidoscopia flexible, que permiten observar el interior del intestino y detectar anomalías. Cuanto antes se diagnostique, mayores serán las probabilidades de éxito en el tratamiento. En etapas tempranas, más del 90% de las personas diagnosticadas sobreviven durante al menos cinco años, en comparación con el 44% en etapas avanzadas.

El tratamiento del cáncer colorrectal es cada vez más personalizado, y los avances en pruebas genéticas permiten adaptar la atención a las necesidades individuales de cada paciente, brindando esperanza de vida adicional a las personas afectadas.

El cáncer colorrectal se divide en diferentes etapas:

  1. Etapa 1: Tumores pequeños que no se han propagado.
  2. Etapa 2: Tumores más grandes que aún no se han extendido a otras áreas.
  3. Etapa 3: El cáncer se ha propagado a tejidos circundantes, como los ganglios linfáticos.
  4. Etapa 4: El cáncer ha hecho metástasis en otro órgano, creando un tumor secundario.

En resumen, detectar a tiempo el cáncer colorrectal es fundamental para aumentar las posibilidades de supervivencia. Con una dieta y estilo de vida saludables, atención médica oportuna y la realización de pruebas de detección, se puede reducir significativamente el riesgo y mejorar el pronóstico en caso de diagnóstico.